Cuando el ego se fusiona con la mente
Imposible ya saber qué hora es
Si el deseo es un demonio enfebrecido
Las órdenes se ladran como muestra de valor
Como burdo monolito del abuso
Por las nubes se propaga entero su temor
Las personas de recambio siempre ninguneadas
El espejo que concuerda y no se atreve a preguntar
Futuros rotos
¿A quién se le ocurrió?
La turba enardecida
Destroza lo distinto
Nos miran como autómatas movidos por resortes
Si el alma ya no existe la lucha es por la carne
Poder del algoritmo incrustado hasta en los huesos
Tiranos buena onda ya no hay nadie a quién culpar
Te fuiste despidiendo con el soplo de tu angustia
La duda y la sospecha devinieron vocación
Los cuerpos lo intentaron aferrándose al latido
El hueco del abdómen se olvidó de respirar
Derrite mis sentidos recordar nuestro lenguaje
La risa de tus ojos era una religión
Violines silenciados frente al beat corporativo
Tablones que crujieron bajo el peso del horror